sábado, 23 de junio de 2012

¡Hopo! **

___________________________________________________________
Intérpretes y autores: Santiago Molero, David Tenreiro, Rulo Pardo.
(Compañía Sexpeare). 
Dirección: Yllana). Teatro: Alfil . (9.11.1999)
____________________________________________________________________



Un mundo sin vaginas

El nombre de esta compañía, Sexpeare, hace alusión al objeto único de este espectáculo, el sexo. El sexo como obsesión, como objeto de culto, como motivación para matar; y no cualquier sexo, claro está, sino, precisamente, el de la naturaleza homosexual. Sus protagonistas son un enigmático Sadey, sabio y vicioso, y un torpe Rabon cuya mayor cualidad es la de ser medio tonto y poseer un hermoso rabo que le asoma por sus musculadas piernas. Lo que desean estos dos seres, es convertir el planeta en un mundo maravilloso y feliz que, naturalmente, no es otro que el imperio del sexo, con una nueva religión “de chupar, follar y morrear”, que es lo que, fundamentalmente, hacen los dos durante la representación. Transcurre toda ella en decorados de ficción-cómic, muy bien elaborados, y que juegan con imaginación en los diversos cuadros. 
    Estéticamente, todo lo domina el nuevo tótem, el gran pene adorable que se ha convertido, incluso, en inquietantes gárgolas a las que, por supuesto, se puede dar algún que otro lametazo. Por esta escenografía transitará un tercer personaje, policía frustrado, que se cuela como presunto colaborador, pero que terminará provocando la tragedia final. Consiste ésta en un martirologio, en la imposibilidad de lograr el sueño dorado de estar “ahí abajo, donde todo es más barato” durante la mayor parte del tiempo, hasta el agotamiento o el escocimiento. De modo, que todo se convierte en la pérdida  de lograr una utopía, frente a la brutalidad del heterosexual, un verdadero desalmado.
La representación se llena de guiños, y sus actores conocen las formas y los estilos típicos de los grupos gay; o de su mundo, si ellos lo prefieren. La obra para quienes “entienden”, porque desde el escenario se ofrece una verdadera antología de tonos, andares, gestos,  palabras y miradas para ellos. Podría ser una obra para cabaret, pero bajo la superficialidad estética y verbal, se esconde una lectura y un mensaje consciente y perfectamente madurado, el de la rebelión homosexual y el desprecio hacia cualquier otra opción.
    Este auto de fe, a quienes le condenan, o al menos  desprecian a todo el que sea diferente a ellos, y procurará el placer y la diversión en las noches del teatro Alfil, a un público probablemente muy determinado, que estará volando, desde el barrio de Chueca hasta la calle del Pez, para escuchar sus himnos y saludos desde la escena. Se encontrarán, además, con el imperio del pene, con un espectáculo muy bien hecho, interpretado formidablemente llenos de recursos, de sabiduría teatral, de indudable preparación. Nada en este ¡Hipo!  se ha dejado a la improvisación. La compañía Yllana, titular del Alfil, es quien los ha dirigido y conseguido, y todo el espectáculo posee un sello de calidad.
Enrique Centeno

No hay comentarios: