miércoles, 11 de enero de 2012

Los malditos **

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Autor: Raúl Hernández.
 Intérpretes: Paco Obregón, Fernando Romo,
Juan Matute, Isaac Cuende, Sardo Irisarri, 
Ángel Sardá, Lidia Palanzuelos.  
Escenogtrafía y vestuario: Elisa Sanz. 
Dirección: Guillermo Heras. 
Teatro: Cuarta Pared. (25.11.99)
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Guerrilleros de cualquier parte


 Estos malditos son más bien los maldecidos de la Historia: guerrilleros que buscan su libertad, en un paisaje que podría ser lo mismo el de Colombia, el de Nicaragua o el de Yugoslavia. La senda es la selva, muy bien estilizada por la escenógrafa Elisa Sanz, con evocaciones a ciertas estéticas de Antonio Saura. Y se ilumina muy bien el espacio, en un ejercicio formidable de Miguel Ángel Camacho. En ese ámbito mueve muy bien a los actores el director, Guillermo Heras, que consigue también crear ambientes que invocan historias ya vistas –anda por ahí una influencia de Apocalipsys now- y una sensibilidad especial para reproducir el ambiente del desastre. El autor, por su parte, bebe de Shakespeare, del que incluso llega a hacer alguna paráfrasis de conocidos parlamentos del autor inglés.
  Lo que la función transmite es esa desolación de la falta de metas, de la guerrilla inútil, de la imposibilidad. Suponiendo que la hayamos entendido, porque los aspectos formales son mucho más potentes que el interior mismo del texto, que Raúl Hernández Garrido sirve de forma confusa o equívoca . Es una función que se sigue mal, en la que la trama no se descifra suficientemente y que navega entre el episodio de hazañas bélicas y la reflexión sobre la ausencia del líder, del “comandante” –alusión al Ché-, o de un claro ideológico. También la iconografía externa supera a la interpretación convencional, estereotipada y trucada en recursos aprendidos.
Enrique Centeno 

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