sábado, 17 de diciembre de 2011

Pato a la naranja **

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Autores: William Douglas-Home y M. Gilbert Sauvajon.
Versión de Juan José  Arteche.
Intérpretes: Isabel Gaudí, Tomás Gayo, Charo Soriano, Arantxa del Sol,
Julio Escalada.
Escenografía: Anselmo Gervolés.
Dirección: T. Gayo, J. Escalada.
Teatro: Real Cinema. (28 7.2000)
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 Aquellas comedias de antes

Hace unos veinte años, la comedia era ya famosa y la paseaba Arturo Fernández con mucho éxito. El crítico, que aún no ejercía como tal, sintió curiosidad, y se coló un día en una representación; aguantó unos veinte minutos, antes de ganar la salida, pensando que lo que allí se contaba nada tenía que ver con la realidad, y que el retrato de esas relaciones y reacciones estaba a años luz ya del mundo que le rodeaba. Como en esta ocasión, la repone una compañía relativamente joven, hemos acudido con la idéntica curiosidad por saber qué pasaría en el estreno de esta noche en en Teatro Real Cinema.
    Pato a la naranja ha querido ser situada en nuestros días, en los que sus personajes se suponen de hoy: un lenguaje algo más abierto –no mucho: es una obra para la burguesía-, con términos actuales –no todos: ya no hacen falta los calificados “culpables” para que se conceda el divorcio- y rico diseño de modernidad en decorado y vestuario. Por lo demás, la función sigue siendo la misma. Un clásico de la comedia que, de tanto haber sido imitada, ya se ha vuelto una copia de ella misma. Lo peor -ya queda dicho-, es que no habla de nuestras cosas, de lo que de verdad pasa a nuestro alrededor, sino de lo que podía haber pasado en cierta sociedad británica de hace casi treinta años.
    No lo hace mal la compañía. Son todos veteranos jóvenes, unos de las tablas, y alguna del plató, la pasarela o las fotos para la prensa rosa. A mí quien de verdad me gusta es Charo Soriano, claro está: es la actriz segura, de recursos, certera en sus intervenciones (hace de Martirio, la criada); todos los demás están eficaces, con las limitaciones que ya conocemos en cada uno de ellos (Tomás Gayo blandito, Julio Escalada esquemático; mejor Isabel Gaudí; ah: ella, la modelo, la famosilla Arantxa del Sol está bien: queremos decir que sabe estar, hablar, que tiene soltura, porque, de lo demás, no hace falta contar a nadie cómo está).
La percepción no es unívoca, pero nos dio la impresión de estar ante un dudoso éxito, un bombazo de humor en el que se soltaran tantas carcajadas a los intérpretes, a tenor de ciertas pausas o mutis muy pensados para esperar las risas. Se aplaudió, ciertamente. En un estreno de los de hoy, eso es poquísimo.
Enrique Centeno

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